5.10.08

Pedacito de Banqueta













Siempre miraba por la ventana a la misma hora. Los codos en la orillita y la cabeza entre las manos.
Ni siquiera ella sabía qué buscaba. -oía susurros Lo que buscas, te está buscando.- Observaba sin respirar, el punto de la banqueta donde se juntaban todas las direcciones.
Su cabeza confundida daba vueltas sin cuidado. Y en ese descontrol se impedía comer y vivir. -Nútrete y serás después virtuoso.- 
Una especie de tarea cósmica le decía que sus recuerdos de él durarían solamente hasta ver a alguien ocupar, aunque sea un instante, ese pedacito de banqueta. En verdad era su secreto frenar la peligrosa avalancha al ver este suceso. La prueba de que el mundo seguía- quién lo iba a decir!- girando.

Habían veces en que pasaban horas antes de que algún desprevenido rompiera el encanto, con su desprevenido peso- que no es es lo mismo a uno prevenido. La prueba de que la Tierra gira. La única prueba. No le bastaban los cantos de los pájaros, ni las nuevas baguettes de la panadería, ni los niños, el sol, las sandías, el caos, los relojes, ni el viento. Era esto y nada más. La única prueba.

-"¿Qué espera niña?" Le gritó entonces un día una mujer de traje anaranjado y pelo negro.
-"No te puedo decir."
-"Que alguien pise este espacio, es tan maravilloso como que pise cualquier otro. Abre el ojo de tu corazón que no es aquí donde se juntan todo- sino en el pecho-".

Bajó corriendo a la calle impresionada. Tenía que ser una brujita, no cabía duda. Y al abrir la puerta ya no estaba. Camino con exactitud y se detuvo donde el espacio había sido de ella. Y como un golpe, un olor a rosas blancas y rojas y amarillas, le abrió los ojos. Le abrió verdaderamente los ojos. -El espacio que ocupan mis pies en este instante ya ha sido ocupado antes por tantos otros, y seguirá siendo ocupado por tantos más. Este aquí toca a sus aledaños y estos a la eternidad. Al igual que el viento que me extiende por adentro-.

"Creo que ya entendí -le dijo a una niña que pasaba- lo que significa ser UNO con todo." 

Después de eso cualquier cosa le parecía suficiente para comprobar el rotar del mundo. Conocía ahora el secreto de escuchar atentamente el motor de pecho. Cada momento es un latido y además, tenía ojos nuevos.






No hay comentarios: