29.11.12
¿No nos agarramos la onda?
Pensaba que su encuentro fue como verse desde la distancia y agarrase la mano sólo al pasar por el cruce de la escalera mecánica que sube y la que baja. En ese pequeñísimo espacio se había dado tiempo para todo... [Hubo mensajes coquetos y horas de besos y cachondeos cariñosos. Hubo juego de manos sobre caras y canciones en el coche y abrazos en la banca de una plaza y frenos en el paso para besarse y besarse y besarse. Hubo caricias en el pelo y juegos de comparación entre los largos de las piernas y el aspecto de los pies. Hubo esperas en la fila del súper y errores de ortografía y errores de tiempo. Hubo promesas e historias y caminatas lado a lado con frío y con lluvia. Hubo lectura de tiras cómicas y esperas para que hirviera el agua e instrucciones para la regadera y un desayuno compartido.] y tiempo también para muy poco.
31.10.12
29.10.12
limp
Patrick me contó la historia del vagabundo cojo que siempre intentaba meterse a la casa. Yo me moría de miedo.
La primera vez lo vieron los vecinos y al gritarle éste salió corriendo.
La segunda vez Nora se quedó observando desde dentro cómo el hombre tocó la puerta. Ella se escondió y comenzó a llamar a la policía desde el celular mientras escuchaba como el vago forcejeaba contra la puerta. Estaba borracho.
(Aclaración, en Detroit no hay policía. Nora llamaba, más bien, a los polis de Wayne State University que queda al lado de la casa y que son más efectivos.)
La tercera vez la puerta se había quedado abierta y solamente desapareció una bici.
Uno de mis últimos días en Detroit estabamos tomando una cerveza en el frente de la casa cuando escuchamos una botella romperse contra el suelo. Como de la nada, el cuerpo del vagabundo cayó rodando y sólo se volvió visible al entrar en el círculo de luz que hacía el único farol que sirve en toda la cuadra. Estaba tirado en medio de la calle. Patrick lo señaló con toda la tranquilidad mientras terminaba de darle un trago a se cerveza: that's him. Me quedé congelada. Lo van a atropellar, pensé. Que se levante, que se levante.
Esa noche soñé que la siguiente vez que vendría sería la final. Para eso teníamos que pegar una foto de él en la puerta de vidrio. La foto tenía que quedar justo a la altura de su cara. Me quedé convencida de que así sería él quien moriría del susto.
Cuando le conté a los roomies todos se cagaron de risa.
La primera vez lo vieron los vecinos y al gritarle éste salió corriendo.
La segunda vez Nora se quedó observando desde dentro cómo el hombre tocó la puerta. Ella se escondió y comenzó a llamar a la policía desde el celular mientras escuchaba como el vago forcejeaba contra la puerta. Estaba borracho.
(Aclaración, en Detroit no hay policía. Nora llamaba, más bien, a los polis de Wayne State University que queda al lado de la casa y que son más efectivos.)
La tercera vez la puerta se había quedado abierta y solamente desapareció una bici.
Uno de mis últimos días en Detroit estabamos tomando una cerveza en el frente de la casa cuando escuchamos una botella romperse contra el suelo. Como de la nada, el cuerpo del vagabundo cayó rodando y sólo se volvió visible al entrar en el círculo de luz que hacía el único farol que sirve en toda la cuadra. Estaba tirado en medio de la calle. Patrick lo señaló con toda la tranquilidad mientras terminaba de darle un trago a se cerveza: that's him. Me quedé congelada. Lo van a atropellar, pensé. Que se levante, que se levante.
Esa noche soñé que la siguiente vez que vendría sería la final. Para eso teníamos que pegar una foto de él en la puerta de vidrio. La foto tenía que quedar justo a la altura de su cara. Me quedé convencida de que así sería él quien moriría del susto.
Cuando le conté a los roomies todos se cagaron de risa.
29.9.12
28.8.12
Felices los normales
Felices los normales
Felices los normales, esos seres extraños,
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.
-Fernandez Retamar
17.8.12
por tierra
Avanzamos en el tren como si fuéramos quienes iban separando el paisaje con raya al medio.
No se puede medir el preciso instante pero existe un momento en que te das cuenta que cambiaste de tierra. Fueron cambiando las plantas del paisaje, los cielos, los fondos de las tiendas, el aspecto de las personas y los idiomas.
Paulatinamente entramos -queriéndolo quizá, pero sin mucha idea de lo que querer significa- a un lugar donde nunca antes habíamos estado.
(Cuántos hay como yo y a la vez cuánto son tan distintos.)
Esto no pasa en los aviones.
No se puede medir el preciso instante pero existe un momento en que te das cuenta que cambiaste de tierra. Fueron cambiando las plantas del paisaje, los cielos, los fondos de las tiendas, el aspecto de las personas y los idiomas.
Paulatinamente entramos -queriéndolo quizá, pero sin mucha idea de lo que querer significa- a un lugar donde nunca antes habíamos estado.
(Cuántos hay como yo y a la vez cuánto son tan distintos.)
Esto no pasa en los aviones.
13.8.12
somos muchos y uno solo
recuerdo tu cara pero no tu nombre.
el ruido con que te llaman desde lejos.
la marca que te distingue.
como te conocería un ciego sin haberte tocado.
¿serías el mismo si te llamara de otro modo?
el nombre es permanente pero no quiere decir lo mismo.
el sonido queda, lo demás no.
eres miles cuando te nombran pero sólo uno cuando te veo.
yo no recuerdo tu nombre.
el ruido con que te llaman desde lejos.
la marca que te distingue.
como te conocería un ciego sin haberte tocado.
¿serías el mismo si te llamara de otro modo?
el nombre es permanente pero no quiere decir lo mismo.
el sonido queda, lo demás no.
eres miles cuando te nombran pero sólo uno cuando te veo.
yo no recuerdo tu nombre.
26.7.12
note
I have been thinking about writing a little something a while back. It has no been so easy, thought. Even as I write this I can feel a wave of thoughts cruising in my mind and I can literally feel myself picking the "good ones" out to let them out here.
11.7.12
9.7.12
29.6.12
26.6.12
5.6.12
Creemos que son ellos nuestros dueños
Si nos devolviéramos la posibilidad de reconocer que hacemos un cambio
con cada cosa que hacemos,
-no es lo mismo hacer reír a un desconocido que no hacerlo-
seríamos más felices.
con cada cosa que hacemos,
-no es lo mismo hacer reír a un desconocido que no hacerlo-
seríamos más felices.
24.5.12
23.5.12
22.5.12
21.5.12
9.5.12
8.5.12
3.5.12
2.5.12
20.4.12
23.3.12
23 de marzo
nos acercamos poquito a poco
como se van acercando las montañas
tienes la piel de los reptiles
afiebrada y por partes lisa
nos vemos a corta distancia
desde abajo
desde donde me encanta tu nariz
y quiero besar el ángulo que hace con tus labios
déjame
déjame suave
que lo hago
como se van acercando las montañas
tienes la piel de los reptiles
afiebrada y por partes lisa
nos vemos a corta distancia
desde abajo
desde donde me encanta tu nariz
y quiero besar el ángulo que hace con tus labios
déjame
déjame suave
que lo hago
22.3.12
21.3.12
20.3.12
Besos
Mis besos lloverán sobre tu boca oceánica
primero uno a uno como una hilera de gruesas gotas
anchas gotas dulces cuando empieza la lluvia
que revientan como claveles de sombra
luego de pronto todos juntos
hundiéndose en tu gruta marina
chorro de besos sordos entrando hasta tu fondo
perdiéndose como un chorro en el mar
en tu boca oceánica de oleaje caliente
besos chafados blandos anchos como el peso de la plastilina
besos oscuros como túneles de donde no se sale vivo
deslumbrantes como el estallido de la fe
sentidos como algo que te arrancan
comunicantes como los vasos comunicantes
besos penetrantes como la noche glacial en que todos nos abandonaron
besaré tus mejillas
tus pómulos de estatua de arcilla adánica
tu piel que cede bajo mis dedos
para que yo modele un rostro de carne compacta idéntico al tuyo
y besaré tus ojos más grandes que tú toda
y que tú y yo juntos y la vida y la muerte
del color de la tersura
de mirada asombrosa como encontrarse en la calle con uno mismo
como encontrarse delante de un abismo
que nos obliga a decir quién somos
tus ojos en cuyo fondo vives tú
como en el fondo del bosque más claro del mundo
tus ojos llenos del aire de las montañas
y que despiden un resplandor al mismo tiempo áspero y dulce
tus ojos que tú no conoces
que miran con un gran golpe aturdidor
y me inmutan y me obligan a callar y a ponerme serio
como si viera de pronto en una sola imagen
toda la trágica indescifrable historia de la especie
tus ojos de esfinge virginal
de silencio que resplandece como el hielo
tus ojos de caída durante mil años en el pozo del olvido
besaré también tu cuello liso y vertiginoso como un tobogán inmóvil
tu garganta donde la vida se anuda como un fruto que se puede morder
tu garganta donde puede morderse la amargura
y donde el sol en estado líquido circula por tu voz y tus venas
como un coñac ingrávido y cargado de electricidad
besaré tus hombros construídos y frágiles como la ciudad de Florencia
y tus brazos firmes como un río caudal
frescos como la maternidad
rotundos como el momento de la inspiración
tus brazos redondos como la palabra Roma
amorosos a veces como el amor de las vacas por los terneros
y tus manos lisas y buenas como cucharas de palo
tus manos incitadoras como la fiebre
o blandas como el regazo de la madre del asesino
tus manos que apaciguan como saber que la bondad existe
besaré tus pechos globos de ternura
besaré sobre todo tus pechos más tibios que la convalecencia
más verdaderos que el rayo y que la soledad
y que pesan en el hueco de mi mano como la evidencia en la mente del sabio
tus pechos pesados fluidos tus pechos de mercurio solar
tus pechos anchos como un paisaje escogido definitivamente
inolvidables como el pedazo de tierra donde habrán de enterrarnos
calientes como las ganas de vivir
con pezones de milagro y dulces alfileres
que son la punta donde de pronto acaba chatamente
la fuerza de la vida y sus renovaciones
tus pezones de botón para abrochar el paraíso
de retoño del mundo que echa flores de puro júbilo
tus pezones submarinos de sabor a frescura
besaré mil veces tus pechos que pesan como imanes
y cuando los aprieto se desparraman como el sol en los trigales
tus pechos de luz materializada y de sangre dulcificada
generosos como la alegría de aceptar la tristeza
tus pechos donde todo se resuelve
donde acaba la guerra la duda la tortura
y las ganas de morirse
besaré tu vientre firme como el planeta Tierra
tu vientre de llanura emergida del caos
de playa rumorosa
de almohada para la cabeza del rey después de entrar a saco
tu vientre misterioso cuna de la noche desesperada
remolino de la rendición y del deslumbrante suicidio
donde la frente se rinde como una espada fulminada
tu vientre montón de arena de oro palpitante
montón de trigo negro cosechado en la luna
montón de tenebroso humus incitante
tu vientre regado por los ríos subterráneos
donde aún palpitan las convulsiones del parto de la tierra
tu vientre contráctil que se endurece como un brusco recuerdo que se coagula
y ondula como las colinas
y palpita como las capas más profundas del mar océano
tu vientre lleno de entrañas de temperatura insoportable
tu vientre que ruge como un horno
o que está tranquilo y pacificado como el pan
tu vientre como la superficie de las olas
lleno hasta los bordes de mar de fondo y de resacas
lleno de irresistible vértigo delicioso
como una caída en un ascensor desbocado
interminable como el vicio y como él insensible
tu vientre incalculablemente hermoso
valle en medio de ti en medio del universo
en medio de mi pensamiento
en medio de mi beso auroral
tu vientre de plaza de toros
partido de luz y sombra y donde la muerte trepida
suave al tacto como la espalda del toro negro de la muerte
tu vientre de muerte hecha fuente para beber la vida fuerte y clara
besaré tus muslos de catedral
de pinos paternales
practicables como los postigos que se abren sobre lo desconocido
tus muslos para ser acariciados como un recuerdo pensativo
tensos como un arco que nunca se disparará
tus muslos cuya línea representa la curva del curso de los tiempos
besaré tus ingles donde anida la fragilidad de la existencia
tus ingles regadas como los huertos mozárabes
traslucidas y blancas como la vía láctea
besaré tu sexo terrible
oscuro como un signo cuyo nombre no puede decirse sin tartamudear
como una cruz que marca el centro de los centros
tu sexo de sal negra
de flor nacida antes que el tiempo
delicado y perverso como el interior de las caracolas
más profundo que el color rojo
tu sexo de dulce infierno vegetal
emocionante como perder el sentido
abierto como la semilla del mundo
tu sexo de perdón para el culpable sollozante
de disolución de la amargura y de mar hospitalario
y de luz enterrada y de conocimiento
de amor de lucha a muerte de girar de los astros
de sobrecogimiento de hondura de viaje entre sueños
de magia negra de anonadamiento de miel embrujada
de pendiente suave como el encadenamiento de las ideas
de crisol para fundir la vida y la muerte
de galaxia en expansión
tu sexo triángulo sagrado besaré
besaré besaré
hasta hacer que toda tú te enciendas
como un farol de papel que flota locamente en la noche.
primero uno a uno como una hilera de gruesas gotas
anchas gotas dulces cuando empieza la lluvia
que revientan como claveles de sombra
luego de pronto todos juntos
hundiéndose en tu gruta marina
chorro de besos sordos entrando hasta tu fondo
perdiéndose como un chorro en el mar
en tu boca oceánica de oleaje caliente
besos chafados blandos anchos como el peso de la plastilina
besos oscuros como túneles de donde no se sale vivo
deslumbrantes como el estallido de la fe
sentidos como algo que te arrancan
comunicantes como los vasos comunicantes
besos penetrantes como la noche glacial en que todos nos abandonaron
besaré tus mejillas
tus pómulos de estatua de arcilla adánica
tu piel que cede bajo mis dedos
para que yo modele un rostro de carne compacta idéntico al tuyo
y besaré tus ojos más grandes que tú toda
y que tú y yo juntos y la vida y la muerte
del color de la tersura
de mirada asombrosa como encontrarse en la calle con uno mismo
como encontrarse delante de un abismo
que nos obliga a decir quién somos
tus ojos en cuyo fondo vives tú
como en el fondo del bosque más claro del mundo
tus ojos llenos del aire de las montañas
y que despiden un resplandor al mismo tiempo áspero y dulce
tus ojos que tú no conoces
que miran con un gran golpe aturdidor
y me inmutan y me obligan a callar y a ponerme serio
como si viera de pronto en una sola imagen
toda la trágica indescifrable historia de la especie
tus ojos de esfinge virginal
de silencio que resplandece como el hielo
tus ojos de caída durante mil años en el pozo del olvido
besaré también tu cuello liso y vertiginoso como un tobogán inmóvil
tu garganta donde la vida se anuda como un fruto que se puede morder
tu garganta donde puede morderse la amargura
y donde el sol en estado líquido circula por tu voz y tus venas
como un coñac ingrávido y cargado de electricidad
besaré tus hombros construídos y frágiles como la ciudad de Florencia
y tus brazos firmes como un río caudal
frescos como la maternidad
rotundos como el momento de la inspiración
tus brazos redondos como la palabra Roma
amorosos a veces como el amor de las vacas por los terneros
y tus manos lisas y buenas como cucharas de palo
tus manos incitadoras como la fiebre
o blandas como el regazo de la madre del asesino
tus manos que apaciguan como saber que la bondad existe
besaré tus pechos globos de ternura
besaré sobre todo tus pechos más tibios que la convalecencia
más verdaderos que el rayo y que la soledad
y que pesan en el hueco de mi mano como la evidencia en la mente del sabio
tus pechos pesados fluidos tus pechos de mercurio solar
tus pechos anchos como un paisaje escogido definitivamente
inolvidables como el pedazo de tierra donde habrán de enterrarnos
calientes como las ganas de vivir
con pezones de milagro y dulces alfileres
que son la punta donde de pronto acaba chatamente
la fuerza de la vida y sus renovaciones
tus pezones de botón para abrochar el paraíso
de retoño del mundo que echa flores de puro júbilo
tus pezones submarinos de sabor a frescura
besaré mil veces tus pechos que pesan como imanes
y cuando los aprieto se desparraman como el sol en los trigales
tus pechos de luz materializada y de sangre dulcificada
generosos como la alegría de aceptar la tristeza
tus pechos donde todo se resuelve
donde acaba la guerra la duda la tortura
y las ganas de morirse
besaré tu vientre firme como el planeta Tierra
tu vientre de llanura emergida del caos
de playa rumorosa
de almohada para la cabeza del rey después de entrar a saco
tu vientre misterioso cuna de la noche desesperada
remolino de la rendición y del deslumbrante suicidio
donde la frente se rinde como una espada fulminada
tu vientre montón de arena de oro palpitante
montón de trigo negro cosechado en la luna
montón de tenebroso humus incitante
tu vientre regado por los ríos subterráneos
donde aún palpitan las convulsiones del parto de la tierra
tu vientre contráctil que se endurece como un brusco recuerdo que se coagula
y ondula como las colinas
y palpita como las capas más profundas del mar océano
tu vientre lleno de entrañas de temperatura insoportable
tu vientre que ruge como un horno
o que está tranquilo y pacificado como el pan
tu vientre como la superficie de las olas
lleno hasta los bordes de mar de fondo y de resacas
lleno de irresistible vértigo delicioso
como una caída en un ascensor desbocado
interminable como el vicio y como él insensible
tu vientre incalculablemente hermoso
valle en medio de ti en medio del universo
en medio de mi pensamiento
en medio de mi beso auroral
tu vientre de plaza de toros
partido de luz y sombra y donde la muerte trepida
suave al tacto como la espalda del toro negro de la muerte
tu vientre de muerte hecha fuente para beber la vida fuerte y clara
besaré tus muslos de catedral
de pinos paternales
practicables como los postigos que se abren sobre lo desconocido
tus muslos para ser acariciados como un recuerdo pensativo
tensos como un arco que nunca se disparará
tus muslos cuya línea representa la curva del curso de los tiempos
besaré tus ingles donde anida la fragilidad de la existencia
tus ingles regadas como los huertos mozárabes
traslucidas y blancas como la vía láctea
besaré tu sexo terrible
oscuro como un signo cuyo nombre no puede decirse sin tartamudear
como una cruz que marca el centro de los centros
tu sexo de sal negra
de flor nacida antes que el tiempo
delicado y perverso como el interior de las caracolas
más profundo que el color rojo
tu sexo de dulce infierno vegetal
emocionante como perder el sentido
abierto como la semilla del mundo
tu sexo de perdón para el culpable sollozante
de disolución de la amargura y de mar hospitalario
y de luz enterrada y de conocimiento
de amor de lucha a muerte de girar de los astros
de sobrecogimiento de hondura de viaje entre sueños
de magia negra de anonadamiento de miel embrujada
de pendiente suave como el encadenamiento de las ideas
de crisol para fundir la vida y la muerte
de galaxia en expansión
tu sexo triángulo sagrado besaré
besaré besaré
hasta hacer que toda tú te enciendas
como un farol de papel que flota locamente en la noche.
-Tomás Segovia
Valencia 1927 - D.F. 2011
Valencia 1927 - D.F. 2011
16.3.12
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