No puedo estar con un güey que me dice pachequita cuando le expongo mis visiones del mundo. Que cuando le invito
en momentos de romantisismo neurótico a que se fije cómo cae la lluvia, o cómo levanta el amarillo, o cómo crece el pasto, o lo delicioso que es el apio, me diga pachequita.
Puede ser que mis visiones sean sentidas, pero son mías.
Son mías y son despiertas.
1 comentario:
Obvio no.
Pachequin el cerebro del guey que durante ese romanticismo neurotico no sabe ver el presente en el amarillo que se levanta del azul de un beso.
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