24.2.09

Resulta que te derramas

Me despierto. Como todos los días. Pero no es un día como todos los días. Me estiro. Mis ojos se acostumbran poco a poco al sol. Bajo los pies desnudos de la cama. Toco inesperadamente un charco gigantesco azul eléctrico. Me sorprendo pero sin sacar los pies del agua. ¿Qué pasó?
Todo está empapado. La marea azul pinta las paredes y los muebles. La cama casi flota. Me vuelvo a subir a la cama. ¿Y este mar? Con la mirada sigo la fuente del mar que sigue saliendo de una puerta en el closet. ¿Qué es?
No me aguanto y bajo de la cama. El camisón se pinta y mis piernas también. Abriendo las puertas del closet veo que viene de una repisa en lo alto. Busco un banquito en el que están apilados mis libros de la escuela; Beckett, Aristóteles, Brecht, Calvino, Hiriart, Pirandello, Bentley, Chejov, todos azules. Me subo al banquito. Ahora sí. Con mis manos escurriendo azul muevo sueteres, cuadernos, tennis y bolsas. Todo lo que tengo almacenado cae al agua, y no me importa. Un par de alas de plumas antes blancas caen. Me muevo con rapidez. Necesito saber qué es esto.
Hay una caja de zapatos al fondo. Debajo de todas las cosas. Eso es. La tomo y me extraño. ¿Y esto? Volteando la caja para ver todos sus lados, se derrumba el olvido. Un rótulo confirma a la memoria. Aquí guardé a Daniel.

2 comentarios:

Felipe Cervera dijo...

Que derrame. Derrame y derrame. Mas derrame y mas. Que derrame hasta que no sea derrame y sea mar. Oceano derramado de paz.

Caro dijo...

Sin duda mi texto favorito... pero que capacidad de escribir, mi Dios jeje