La primera vez en Buenos Aires no te das cuenta. Avanzas en tren hasta casa de la tía Susana. Bajate en Martínez mi amor. Cruzas la calle y la primera cuadra doblas a la izquierda. Buscá el número. -Y libreta en mano...- Buenísimo, Susi. Ya llego.
La casa está descuidada pero increíble. Adentro, todo es austero pero el amor y la felicidad, los besos y las delicias de la cocina se derraman por las ventanas empapando hasta la banqueta de enfrente. (Donde hay una casa con un sauce...)
Otro día en taxi. A Martínez por favor. Y resulta que... Martínez? Lindísima zona, eh. La verdad es de las mejores de la ciudad. Todos son medios chetos ahí, no? Chetos, cómo? Y así, chetos. Gente con guita. Ah, sí? No sabía. Y, claro. Cómo dicen ustedes? Fresa. Eso es, un barrio fresa. Bajas del taxi... Tu familia fresa? Pero cómo? Si la Meme, madre de Susana, es la única Ozán que vino a vivir a capital. Todas tus tías son de campo. De Mendoza. De andar a caballo, y viajar cortando tomates con un salero en la mano, de caracter sencillo, varonil, sincero. Fresas? A qué hora?
Escuchame Susi, la casa ésta, es una casa buena no cierto? Claro mi amor. Lo único que le dejó el Táta Andrés a la Meme. Ah. Pero este es un buen barrio, no? Pero sí, papi trabajo en el gabinete de Perón nena. Tenía mucha plata. Está casa tiene escrito robo, exilio y culpa. Exilio? Y claro, papi estuvo en Montevideo varios años. Encima justo fue en la época en que a la Meme se le murió la mellizita y después la Ana María. Estabamos solas mamá y yo nomás. Papá nunca estuvo. Mamá y yo estuvimos solas cuando a la Mechita se le vió tan mal. Cuando había que voltearla cada hora en la cama para no lastimarle la piel. El papi viajaba en un yacht con sus secretarias, con alhajas y champaña. Es curioso, pero fue idea de la Meme que se fuera. De maravilla el exilio! Para qué tenía que irse? Y, para que no lo mataran nena. Fue un hijodelagranputa. Uh, perdón. Perdón, qué? Si no pasa nada mi amor. Ahora tenemos una linda casa. No cierto?
De fresa no encuentras nada. Resulta que una incógnita así de sencilla. Una familia de campo, vivendo en una zona fresa de Bs As, desata una historia triste. Una línea que pasa cerca tuyo.
La vieja, la Meme, vivió 102 años. Perdió a tres de sus cuatro hijos, nunca tuvo marido salvo cuando volvió para morir y ella lloraba. Ella siempre silenciosa, boquita de rojo, fumando un pucho y viendo jugar al River. En su vida sólo hizo trampa para ganar en la Canasta.
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